sábado, 24 de julio de 2010

Aichatu

Aichatu nació temprano, apenas llegados los saharauis a Tindouf. Su suerte desde entonces, depende de unos y de otros. Creció como cualquier niña saharaui, entre dunas, piedras y jaimas, tropezando de vez en cuando con juguetes roídos por el uso. Aichatu es bonita, su cara y su suave sonrisa la delatan, sus ropas heredadas la abrigan debidamente y a veces la hacen elegante.
Es muy risueña y vergonzosa, agacha la cabeza con cada gesto o mirada extraños. Aichatu es una semilla que brotó en el exilio y aunque nació en tierra extraña y bebió agua también extraña, la mano que sembró esa semilla y la hizo crecer es tan saharaui como la tierra que perdieron.
No conoce otra tierra ni otro mundo más que el lugar donde nació, la “hamada” argelina y, que jamás podrá ser suya. Su suerte es esperar a que pase algo. Su Sahara, esta al otro lado de la frontera, a ambos lados del muro, a pie de playa, de acantilados y donde las dunas juguetean día y noche con la mar. Su Sahara donde vienen a hacer un alto en el camino y aprovisionarse cuanto ser desee y, ver y saludar al sol de más cerca inclusive pasearse con él, sin pedir hora; su Sahara donde la noche invita a contemplar el espectáculo natural más bello del mundo, las estrellas, un espectáculo interactivo que se repite cada noche.
Aichatu, apenas es una niña y su primer viaje, lo vivió temprano irremediablemente. Se fue a un viaje a la amistad, se fue a encontrarse con otra familia de otra cultura, para prestarle su corazón y contarle cuentos inverosímiles que sus superprotagonistas le son muy cercanos, viven en su propia jaima y en la del vecino. Ella apenas conoce su realidad y menos otras.
En Barcelona, rehuyó de todos cuantos la rodeaban, su atención estaba fija mirando un rascacielos, lo contemplaba de arriba abajo y de repente solo pudo exclamar, sin apartar la mirada y señalándolo:
-¡¡¡vaya qué cocina más grande tiene esa familia, es mucho más grande que la de mi madre!!!
Más allá de esta inocente reflexión, hay otra y muchas más que Aichatu irá desvelando o exclamando, inclusive cuando tenga mayoría de edad y las jaimas echen raices en la mismisima Barcelona. Su inocencia entonces, irá al clan de los concientes guerreros por la independencia y el café después de la manifestación. En otro lugar la sombra es más densa y la vida se viste de Té.

2 comentarios:

teofermi dijo...

Hola Chejdan, que bonito relato, es la historia de todos los niños y niñas saharauis que pasan sus veranos con nosotros, sabes?yo ahora tengo en casa a una de ellas, es mi niña, esta viniendo a casa desde hace ya tres años pero tengo tambien otra mayor que ya no puede venir por cuestiones de edad pero que la sigo queriendo igualmente con todo mi corazon, son mis rosas del desierto como yo las llamo...como te decia, una tierna descipcion...con tu permiso, lo vi hace dias en otro blog y lo puse en el mio, me encanta..
un abrazo amigo y Sukran a todos mis amigos saharauis y decirles que son simplemente ¡¡GRANDES!!

Chejdan dijo...

gracias Teo